martes, 15 de mayo de 2012

Bienaventurado el hombre que confía en el Señor.


Pero bienaventurado el hombre que confía en el

Señor… Es como árbol plantado a orillas de un rio,

cuyas raíces penetran hasta encontrar el agua;

árbol al que no agobia el calor ni angustian los

meses de sequia. Su follaje se mantiene verde

y produce en todo tiempo jugoso fruto.


Jeremías 17: 7-8

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