3 Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la
inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no
es propio del pueblo santo de Dios.
5 Porque pueden estar seguros de que nadie que sea avaro
(es decir, idólatra), inmoral o impuro tendrá herencia en el reino de Cristo y
de Dios.6 Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por
esto viene el castigo de Dios sobre los que viven en la desobediencia. 7 Así
que no se hagan cómplices de ellos.8 Porque ustedes antes eran
oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz 9 (el
fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) 10 y
comprueben lo que agrada al Señor. 11 No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad,
sino más bien denúncienlas, 12 porque da vergüenza aun
mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto.
Por lo tanto, los
cristianos no patrocinamos una celebración cuya naturaleza es impura y
ocultista. Ni tan siquiera concurro con que los niños celebren Halloween
vistiéndose de conejitos, princesitas, o cualquier otro disfraz que se identifique
como algo sano. Eso es como vestir un lobo de oveja. Muchas personas me han
presentado ese tipo de “argumentación vana”, de que con disfraces inocentes sí
se puede celebrar Halloween. No, eso es engañarse porque comoquiera se
participa “con las obras infructuosas de la oscuridad,” y por ende, se es cómplice
de celebrar un evento que es diabólico en su naturaleza. En 2 Corintios 11: 14 dice: “Y no es de extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza
de ángel de luz.” O sea, el disfraz no hace la
cosa, pueden ser disfraces bonitos, de personajes de películas supuestamente
inocentes, eso no cambia el propósito macabro de dicha celebración. Al hacerlo así,
comoquiera se participa de una celebración infectada. Sencillamente ningún
cristiano puede permitir que un hijo participe de una celebración pagana, ya sea
en el hogar o en la escuela o en cualquier otro lugar, porque comoquiera es
traer cosas abominables al hogar, como dice en Deuteronomio 7:26: “No metas en tu casa nada
que sea abominable. Todo eso debe ser destruido. Recházalo y detéstalo por
completo, para que no seas destruido tú también.”
En
la noche del 31 de octubre, aumentan en las ciudades los crímenes, el
vandalismo, y la violencia, entre otros actos diabólicos. La maldad se luce esa
noche. Nuestra responsabilidad como cristianos es no participar de estas
actividades y tenemos el deber de orar y reprender lo malo en el nombre de Jesucristo.
Oremos
sin cesar en la noche del 31 de octubre. Amén
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