Debemos
sembrar amor, aliento, fe, y esperanza en la vida de las personas que nos
encontramos en nuestro camino, porque de esta forma podremos dar testimonio de
que somos un Cristiano Todos los Días y le servimos al Señor. Cuando nos miren,
van a decir, ahí va un Cristiano, yo quiero ser como él, yo quiero vivir como
él, y tener esa experiencia del amor de
Cristo. Aunque las personas no estén receptivas, siembren la semilla porque en
algún momento el Espíritu Santo la hará germinar.
Ramón M. Dávila
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