miércoles, 29 de mayo de 2013

Llamarás, y el Señor responderá.


Llamarás, y el Señor responderá;
pedirás ayuda, y él dirá: “¡Aquí estoy!”

Si desechas el yugo de opresión,
el dedo acusador y la lengua maliciosa,
si te dedicas a ayudar a los hambrientos
y a saciar la necesidad del desvalido,
entonces brillará tu luz en las tinieblas,
y como el mediodía será tu noche.
El Señor te guiará siempre;
 te saciará en tierras resecas,
 y fortalecerá tus huesos.
Serás como jardín bien regado,
como manantial cuyas aguas no se agotan.
Tu pueblo reconstruirá las ruinas antiguas
y levantará los cimientos de antaño;
serás llamado “reparador de muros derruidos”,
“restaurador de calles transitables”.

 

Isaías 58:9-12

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