domingo, 23 de enero de 2022

El Murciélago en el Tupperware

Por Gladys M. Santiago-Tosado

Cuando en la Biblia dice que el enemigo viene a robar y destruir (Juan 10:10); así es, es una verdad absoluta, no se trata de un cliché. Muchos que pudieran estar leyendo esto lo han experimentado de primera mano; otros posiblemente han sido testigos de esto.

Eran las 5:00 a.m. del domingo 8 de agosto de 2021. Estoy disfrutando del sueño más profundo cuando a lo lejos escucho a alguien gritando: “mamá, mamá”. Me levanto aturdida, cayendo en cuenta que era mi hijo menor quien me llamaba con angustia y horror en su voz. Salgo corriendo, y cuando abro la puerta del cuarto, veo lo que parecía un ave color marrón volando encima de él. Mi hijo se estaba cubriendo con su sábana y gritaba: “¡sácamelo de encima!” Cuando miro atentamente, me doy cuenta de que era un murciélago. Mi hijo salió corriendo y yo cerré la puerta impulsivamente para que el animal no fuese a volar dentro de la casa. Mi mente no podía parar de pensar, y mis nervios estaban alterados. Mi hijo me dice que él creía que el murciélago lo había picado porque lo había sentido en su pie. El alma se me fue al piso, pues los murciélagos pudieran tener la enfermedad mortal de la rabia. Inmediatamente yo digo, “¡hay que cazarlo!” ¡Ahí fue que se pusieron los huevos a peseta!

En la clase de primeros auxilios te enseñan que la única manera de saber si un murciélago tiene rabia es operando su cerebro. Mi esposo no estaba con nosotros, pues él estaba en Puerto Rico atendiendo a su mamá que estaba enferma. O sea, me tocaba a mí cazar el murciélago. Abro la puerta del cuarto con cuidado para ver donde estaba el murciélago, y lo veo detenido arriba del dintel de la puerta. Le digo a mis hijos, pues el mayor se había levantado al escuchar la conmoción, “búscame el matador de moscas.”

Con cuidado volví a abrir la puerta, el murciélago todavía está ahí y con toda mi fuerza le di, esperando noquearlo para poder cazarlo. Cierro la puerta, y cuando la abro de nuevo, veo que el murciélago está en el piso, sin moverse. Le digo a los nenes, “¡tráeme un envase con tapa!” Me acerco lentamente, esperando que el murciélago no saliera volando, y logro poner el envase encima de él. Poco a poco inserté un cartón por debajo del envase, para mover al murciélago que estaba pegado al piso, y finalmente logro que el murciélago se mueva. Levanto con cuidado el envase, remuevo el cartón, a la misma vez que inserto la tapa.

Lo próximo fue ir inmediatamente al hospital. Ciertamente, me llevé el murciélago conmigo. Estamos en emergencias médicas y las enfermeras me miraban con curiosidad, pues era raro ver a una mamá con un murciélago en un envase en el hospital. Pasan a mi hijo al cuarto de observación, llega el doctor, le contamos la historia, y el médico también hace comentarios sobre el murciélago en el Tupperware (así fue como el médico llamó el envase). El médico fue sumamente jocoso al hacer sus observaciones del acto heroico de cazar al animal y llevarlo también al hospital. Sin embargo, en el hospital me dijeron que de la Oficina de Control de Animales me llamarían para ir a la casa a recoger el murciélago, ya que ellos se encargarían de hacer la operación para detectar rabia. Así mismo fue, cuando nosotros habíamos regresado del hospital, eran como las 7:00 a.m., llegó un señor de control de animales y se llevó el animal. El señor me dijo que como era domingo había que esperar al lunes para realizar la prueba, me proveyó su tarjeta, y me dijo que me contactaría al otro día.

Ese domingo 8 de agosto, mi hijo menor tenía un compromiso en la iglesia con la directora del coro. Ellos habían concertado una cita después del servicio para evaluar su ejecución en los tambores para tocar unas canciones en la iglesia. A mi hijo le pusieron la vacuna contra la rabia, ya que aparentemente el murciélago lo había picado. Todavía no sabíamos si el animal tenía rabia o no, pero era más seguro poner la vacuna de inmediato que esperar, ya que había un período de 48 horas para vacunar. La vacuna se la pusieron en el pie y le dolió inmensamente. Mi hijo tenía dificultad para caminar cuando salimos del hospital. Estábamos montados en el carro, todavía en el estacionamiento del hospital, cuando mi hijo me dice: “¡No importa si tengo que usar las muletas de papá, yo tengo un compromiso, y no puedo fallar! ¡Yo no voy a dejar que el enemigo se salga con la suya! ¡Yo voy a la iglesia comoquiera!”

¡Mi corazón se derritió! Escuchar a mi hijo con esa seguridad y determinación de que él tenía que llegar a su compromiso con Dios, eso me llenó de mucho orgullo y alegría y se lo dije. Sin embargo, como madre responsable también tenía que evaluar la realidad de su impacto con el murciélago para determinar si realmente podía ir a la iglesia o no. Yo le dije que todavía había tiempo para decidir, que llegáramos a la casa, que se tomara una pastilla para el dolor, y dependiendo de cómo estaba el pie y su dolor, entonces, tomaríamos una decisión. Por supuesto, estuvimos orando por la situación. La pastilla para el dolor hizo su trabajo, el dolor se disminuyó (aunque no se fue), el pie no se le hinchó, no tuvo que usar las muletas, y pudimos llegar a la iglesia. Después del servicio, mi hijo, aún con un poco de dolor, tocó las canciones asignadas y pasó la prueba. Cuando regresamos a la casa, se acostó a dormir, por lo extenuado que estaba de la experiencia. De hecho, por varios días mi hijo no durmió en su cuarto y yo lo acompañé a dormir en la sala, él en un colchón en el piso y yo en el sofá. Ciertamente, los dos estuvimos aterrados por la experiencia por varios días.

Mi hijo no solamente pasó la prueba de su habilidad musical, sino que pasó la prueba de cumplir su compromiso con Dios. Participar en el coro de alabanza es un compromiso ministerial con el Señor. Mi hijo entendió que había sido atacado por el enemigo para fallar a su compromiso, pero él cumplió con su compromiso, aunque todavía le dolía el pie y estaba cansado por la experiencia dramática que tuvo con el murciélago. La palabra de Dios no es un cliché, son muchas las ocasiones en que el enemigo pondrá piedras de obstáculos para evitar que cumplamos con los ministerios con que nos hemos comprometido. Está de nosotros discernir la voluntad de Dios y demostrar nuestro cumplimiento con la responsabilidad adquirida.

El lunes 9 de agosto, el Señor de control de animales me llamó, pero como yo no cogí la llamada, él vino a la casa. El murciélago había dado positivo a la rabia. Yo sentí un baño de agua fría y hasta me dieron náuseas y mareo. La sola idea de que mi hijo se hubiese contagiado con rabia me hizo sentir sumamente mal. Ciertamente, el enemigo había tratado de afectar a mi hijo. Yo estaba confiada en que Yahweh Rapha tenía la salud y la vida de mi hijo en sus manos. Por otro lado, yo sabía que ya mi hijo se estaba dando el tratamiento necesario para prevenir el desarrollo de esa enfermedad mortal. A la misma vez, hubo una prueba de fe y compromiso por parte de Dios. Dice en Josué 1:6, “se fuerte y valiente,” en todo momento, cuando se presenten las dificultades, hay que esforzarse y ser valientes, como mi hijo pudo experimentar ese día. Aún cuando estemos pasando “por valles de sombra de muerte,” tenemos la confianza de que Yahweh está con nosotros y su vara y su callado nos infundirán aliento.

Mi hijo lleva años observando la responsabilidad de participar en un ministerio. Los padres cristianos predican modelando con sus acciones lo que es responsabilidad y compromiso. Mi hijo ha visto eso en sus padres. Fue un aliciente su nivel de entendimiento con los compromisos adquiridos.  

Ese mismo lunes, 9 de agosto, me llamarón del departamento de la salud. Me pidieron que también me pusiera la vacuna ya que yo había tenido contacto directo con el murciélago. Fui inmediatamente a emergencias médicas. Cuando entra el doctor, me dice, “¡oh, la mamá que trajo el murciélago en el Tupperware! ¡Que gusto en conocerla!” Por supuesto, no pude evitar reírme histéricamente. El doctor me dijo que desde el domingo todos en el hospital hablaban del murciélago en el Tupperware. Me pusieron la vacuna a mí también, por la cual pagué $450 dólares en deducibles. No importa el dinero, lo que importó fue la que la vida de mi hijo y la mía no fue robada por el enemigo. Más aún, mi hijo tuvo la oportunidad de mostrar madurez espiritual cuando entregó la situación en las manos de Dios, orando, recibiendo la respuesta de Dios, y cumpliendo con su compromiso.

¿Qué hace una mujer cuando su esposo no está físicamente presente? Una mujer idónea toma las riendas del asunto ella misma, ya sea resolviendo el asunto personalmente o buscando a alguien que le ayude. En ese encuentro con el murciélago, yo clamé, “¡Jesús ayúdame!” Yo sentí la respuesta y actué. Digamos que no hubiese podido cazar el murciélago por el mal de nervios o lo que fuese, pudo haber pasado, pero hubiese buscado ayuda y hubiese actuado comoquiera. Ese día yo caminé en la palabra, “Está atenta a todo lo que ocurre en su hogar, y no sufre las consecuencias de la pereza” (Proverbios 31:27). Dios nos creó para ser útiles y hacendosas.

 

 

 

 

sábado, 22 de enero de 2022

Practical applyng Bible

[Theology that is] 'practical, applying Bible teaching with insight and wisdom to the condition of plain people. Christian beginners will get the benefit and the Lord’s older sheep, grown tough and stringy maybe, will find themselves edified and perhaps tenderised too'. 
J.I. PACKER

domingo, 9 de enero de 2022

Jesús Honra a la Mujer (Parte I)

 

Jesús Honra a la Mujer (Parte I)

Si proclamamos que Jesús vino a romper cadenas, pues ya es hora de romper con el desprecio, la opresión, y la relegación de la mujer dentro de la Iglesia de Cristo porque Dios no hace acepción de personas por su naturaleza femenina o masculina.

Jesús vino a romper con dogmas establecidos que hacían acepción de personas, como lo fue el caso de la relación entre judíos y samaritanos. El mandamiento de amar al prójimo no era amarse entre los judíos nada más, sino amar al prójimo ya fuese hombre o mujer y de cualquier etnia. Siempre me ha fascinado leer el pasaje bíblico sobre la interacción entre Jesús y la mujer samaritana. A mi entender, esta es una de las enseñanzas bíblicas más contundentes sobre la inclusión de mujeres y extranjeros en la fe judeocristiana. En ese pasaje, vemos a Jesús incluyendo a la mujer y a la extranjera en su Reino como portadora de las buenas nuevas de salvación.

Dice en Juan 4, que a Jesús le fue necesario pasar por Samaria para ir a Galilea. Iba caminando por la ciudad de Sicar y se sentó en el pozo de Jacob, quien lo había dado en heredad a su hijo José. Dice que Jesús estaba extenuado y sediento de tanto caminar. Mientras sus discípulos iban a comprar algo de comer, Jesús se quedó sentado en el pozo. Llegó una mujer samaritana a sacar agua del pozo y ahí tuvo su encuentro con Jesús. De hecho, cuando los discípulos regresaron y vieron que Jesús hablaba con una mujer, dice en el pasaje bíblico que ellos “se maravillaron de que hablaba con una mujer (Juan 4:27).” Uno se maravilla cuando ve algo que no es común, pues tampoco era común que los hombres estuvieran hablando con mujeres desconocidas. En ese pasaje vemos a Jesús rompiendo dogmas con una mujer, fuera del pueblo de Israel, de una raza que era despreciada por los judíos, la cual fue instrumento para llevar las buenas nuevas de que el Mesías había llegado. Jesús no tuvo acepción de género ni de raza, ni dijo, “no voy a hablar con esa mujer samaritana, adúltera, es pecadora, ella no es digna de que le hable, pues yo soy el Hijo de Dios y no me puedo bajar a su nivel.” Al contrario, Jesús le otorgó atención y dignidad, a lo cual la misma mujer se sorprendió cuando le dijo, “¿Cómo tu siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.” (Juan 4:9). Jesús no escatimó en darle de beber a la mujer samaritana el agua que da vida, por la cual ella jamás tendría más sed, y que le garantizaría la vida eterna (verso 14). Jesús tampoco se opuso a que ella fuera a llevar las buenas nuevas a su pueblo. Ustedes se imaginan a Jesús diciéndole a la samaritana, “te doy el agua de vida, pero lamentablemente no puedes llevar las buenas nuevas a tu pueblo porque eres mujer, y eres débil, pecadora, sin inteligencia, no puedes predicar, ni mucho menos a los hombres.” Al contrario, Jesús le otorgó dignidad a la mujer samaritana al darle de beber el agua de vida para su salvación y permitirle compartir las buenas nuevas con su pueblo. Jesús le dio la palabra de que había llegado el momento de adorar a Dios en espíritu y verdad. Y esto no iba a seguir ocurriendo en un lugar físico, o sea ni en Jerusalén para los judíos ni en Gerizim para los samaritanos. Ya no iban a ver divisiones entre judíos ni samaritanos ni entre todas las naciones. Ya no iban a ver divisiones entre hombres ni mujeres como trabajadores del Reino.

Jesús le declaró a la mujer samaritana que Él era el Mesías esperado, del cual ella había oído hablar. Jesús les dijo a sus discípulos, cuando estos le ofrecían comida: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. (Juan 4:34)” Y eso incluía romper doctrinas humanas para poder llevar el evangelio a todas las naciones y que tanto mujeres como hombres fueran portavoces de él.

La samaritana fue a su pueblo con prisa, no lo pensó dos veces, y les dijo a los hombres y mujeres de su pueblo que había conocido al Cristo, al Mesías. Dice en Juan 4:39, “y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en El [Jesús] por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.” Los samaritanos conocían a la mujer, conocían su historia. Ellos sabían de su mala reputación. Ahora, algo hermoso tuvieron que haber visto en ella, algo que les pareció digno de creer en ella. Alguna transformación vio el pueblo en ella para tomarle la palabra por buena y cierta, como para salir corriendo al encuentro con Jesús. Esa transformación fue el gancho para que ellos decidieran ir a conocer al Mesías cara a cara. Dice en Juan 4:39 que “muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en El [Jesús] por la palabra de la mujer [samaritana], que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.” Luego en los versículos 40–42 dice, que “creyeron muchos más por la palabra de Él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo.” ¿Acaso no es así como muchos llegamos a Cristo, porque escuchamos una prédica de una mujer samaritana, esa palabra la creemos, luego nos convertimos, aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, y a base de las experiencias personales que tenemos con Jesús, no solamente creemos por la palabra que la mujer samaritana nos dio sino también a base de nuestra relación personal con Jesús y lo que directamente Él nos habla a nosotros?

La palabra de Dios dice en Génesis 1:27: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó.” Dios nos creó a ambos con las mismas características, habilidades, e inteligencia, incluyendo la más esencial, que somos creados a imagen y semejanza de Dios. Luego más adelante, en el mismo libro de Génesis, Dios nos revela más detalles de la creación del hombre y la mujer. En Génesis 2:18, nos dice: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.”

Para reiterar la palabra de Dios, dice en Génesis que Dios dijo que “no es bueno que el hombre esté solo,” y por eso creó a la mujer, para que ella fuera su “ayuda idónea.” Dios creó al hombre y la mujer para que estuvieran juntos y fueran el uno para el otro, como decimos en lenguaje coloquial. ¿Por qué Dios dijo “ayuda idónea?” Dios no dijo, por ejemplo, que creó la mujer para ser esclava, sierva, ayuda inferior, o ayuda inapropiada para el hombre. Dios dijo que creó a la mujer para ser “ayuda idónea.” ¿Qué es una ayuda idónea? Y me quiero fijar en el término idónea. Cuando busco la definición en el diccionario, idóneo significa “apto, apropiado, adecuado, conveniente, y oportuno.” Cuando busco sinónimos de la palabra idónea para tener mayor entendimiento de su significado, encuentro los siguientes términos, “ideal, competente, dispuesto, suficiente.” Cuando busco el antónimo de la palabra idónea para tener otra referencia de su significado y ampliar mi entendimiento de la palabra “idónea,” encuentro los siguientes antónimos, “ineptitud, incapacidad, incompetencia.” O sea, Dios nos dice en su palabra que creó a la mujer a su imagen y semejanza para que fuera ayuda ideal, competente, dispuesta, suficiente, apta, y capaz para señorear la Tierra mano a mano con el hombre. Dice en Génesis 1:28, “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” Dios habla en forma plural pues se refería al hombre y la mujer y los bendijo a ambos por igual. Dios reconoció a ambos como creación a imagen y semejanza a Él y con las mismas capacidades. El mismo hombre la reconoció igual a él, llamándola Varona, porque salió del Varón.

Cuando proclamamos que la creación de Dios es perfecta, entonces, no cabe en nuestra mente pensar que Dios hizo la mujer como un ser imperfecto e inferior, sin la misma capacidad del hombre. Decir esto es blasfemar ante la palabra de Dios que claramente nos dice en Génesis que Dios hizo al hombre y la mujer a su imagen y semejanza, y uno de los atributos que Dios les dio al hombre y la mujer fue el de ser capaces: ambos fueron hechos capaces para cuidar la creación de Dios. En Génesis 1:31 dice que “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.” Dios reflexionó sobre todo lo que había creado en 6 días, que incluía la creación del hombre y la mujer. Dios se regocijó con la creación del hombre y la mujer y lo identificó “bueno en gran manera.” Dios depositó su confianza tanto en el hombre como en la mujer para cuidar de su creación porque a ambos los creó con la capacidad para llevar a cabo dicha misión. En mi capacidad minúscula como ser humano en comparación con mi Creador, Yahweh, no me cabe pensar que Dios me va a confiar el cuidado de su creación si no me da la capacidad para hacerlo. Y quiero aclarar que digo capacidad minúscula como ser humano, no como mujer, porque estoy comparando mi capacidad de ser humano con la de Dios. En fin, la creación de la mujer fue “buena en gran manera.”

Dr. Gladys M. Santiago Tosado

Si trato de orar por personas

Si trato de orar por personas o circunstancias sin tener la Palabra frente a mi para que guíe mis oraciones, suceden varias cosas negativas. Lo primero es que tiendo a ser repetitivo. solo oro por las mismas cosas todo el tiempo. Otro aspecto negativo es que mi mente tiende a divagar.

John Piper