Ayer estuvimos en las calles, tocando puertas, llevando palabra de esperanza. Fue hermoso ver un joven que estaba trabajando, dejo su trabajo y dijo por favor oren por mí, rápido porque estoy en el trabajo. Luego pasamos por una construcción, los obreros, el contratista y el dueño del proyecto, dejaron sus labores. Todos fórmanos un círculo de oración en la calle. Terminamos mojados y cansados. Hoy me duele hasta el cabello que no tengo. Misión cumplida. Gloria a Dios.
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