Entonces
dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al
templo para salvarse la vida? No entraré.
Y entendí
que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí
porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado.
Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecase, y les
sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado.
Nehemías
6:11-13
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