miércoles, 1 de enero de 2014

AMOR INCONDICIONAL en Mateo 25:31-40

Es el 1 de enero de 2014, Año Nuevo. Queremos ver una película. Buscamos las opciones que hay en Netflix, y por supuesto, que sean cristianas. Me llamó la atención la película, Unconditional, que trata sobre un hombre africano-americano, conocido como Papa Joe, que tiene fallo renal, necesita diálisis todos los días, y dedica su vida a trabajar con los niños de su vecindario, una zona de alta pobreza en Nashville, Tennessee. La mayoría de estos niños no tienen su padre presente en el hogar, viven con sus madres o sus abuelas solamente. Su gran amiga de niñez, Sam, una mujer blanca, pierde a su esposo en manos de un asaltante. El drama trata sobre la pérdida de la fe de Sam, cuando muere su esposo, y como a través de su encuentro con dos niños africano-americanos y del reencuentro con su gran amigo, Papa Joe, ella recupera su fe en Dios y en la vida.

Lo más que me gusto fue ver como Sam, en medio de su dolor personal y su proceso de recuperación de la pérdida de su ser amado, la vida la lleva a ver más allá de sus circunstancias personales y como sus ojos se abren ante el panorama que se vive todos los días: pobreza, discriminación racial, prejuicios raciales, tristeza, falta de esperanza y fe, enfermedad física, dolor, sufrimiento…
Al final de la película, se dice lo siguiente:
-Un 28% de niños en el mundo viven sin su padre
-Son 24.7 millones de niños que viven sin su padre en los Estados Unidos
Quería ver una película para despejarme la mente, y me encontré inmersa en un mar de emociones y preguntas, por lo que mi mente se llenó de muchos pensamientos: ¿Qué significado tiene ser un cristiano si no se mira con detenimiento lo que pasa a nuestro alrededor? Pero más aún, ¿Qué significado tiene ser un cristiano si no hacemos nada ante lo que vemos todos los días, que no es nada agradable?

Entonces, ¿de qué se trata la cristiandad? Ciertamente, la cristiandad no se  trata exclusivamente de alabar a Dios dentro de cuatro paredes, o sea, en la iglesia, varias veces a la semana. La alabanza, adoración, y palabra de Dios es necesaria ejercerla y recibirla; pero es igualmente necesario llevar la fe a la acción como lo pidió nuestro Señor Jesucristo cuando nos dijo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22:39).
Ponemos nuestra fe en acción cuando “amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos.” Como cristianos, hay que tener amor incondicional por nuestro prójimo, y ese amor se demuestra haciendo algo por el prójimo. La cristiandad hay que vivirla, esto es, ponerla en acción. ¿Qué podemos hacer? La lista es larga: dedicar parte de nuestro tiempo libre en obras misioneras de cualquier tipo como dar de comer a los pobres en cocinas comunitarias, dar una palabra de aliento a personas que están pasando por situaciones difíciles, conseguir donaciones para personas necesitadas de lo más básico (ropa, comida, hogar, educación, etc.), visitar a los enfermos en su casa o hospital, visitar los presos en las cárceles, ser mentores cristianos de jóvenes sin padres (ya sea el padre o la madre) o de jóvenes que tienen problemas con la justicia, y así hay muchas cosas más que se pueden hacer para dar amor incondicional en el nombre de Jesucristo.
Y cierro con Mateo 25: 31-40, con los versos que han titulado como El Juicio de las Naciones, pero que a mí me gustaría titular como, Amor Incondicional:
“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”

De eso se trata “amar a tu prójimo como a ti mismo.”


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