viernes, 29 de noviembre de 2013

Salmos 31:15-16


Mi vida entera está en tus manos;
líbrame de mis enemigos y perseguidores.
Que irradie tu faz sobre tu siervo;
por tu gran amor, sálvame.

Salmos 31:15-16

martes, 26 de noviembre de 2013

Isaías 45:1-8

Así dice el Señor a Ciro, su ungido,
a quien tomó de la mano derecha
para someter a su dominio las naciones
y despojar de su armadura a los reyes,
para abrir a su paso las puertas
y dejar abiertas las entradas:


Marcharé al frente de ti,
y allanaré las montañas,
haré pedazos las puertas de bronce
y cortaré los cerrojos de hierro.
Te daré los tesoros de las tinieblas,
y las riquezas guardadas en lugares secretos,
para que sepas que yo soy el Señor,
el Dios de Israel, que te llama por tu nombre.
 Por causa de Jacob mi siervo,
de Israel mi escogido,
te llamo por tu nombre
y te confiero un título de honor,
aunque tú no me conoces.
Yo soy el Señor, y no hay otro;
fuera de mí no hay ningún Dios.
Aunque tú no me conoces,
te fortaleceré,
 para que sepan de oriente a occidente
que no hay ningún otro fuera de mí.
Yo soy el Señor, y no hay ningún otro.
Yo formo la luz y creo las tinieblas,
traigo bienestar y creo calamidad;
Yo, el Señor, hago todas estas cosas.

¡Destilen, cielos, desde lo alto!
¡Nubes, hagan llover justicia!
¡Que se abra la tierra de par en par!
¡Que brote la salvación!
¡Que crezca con ella la justicia!
Yo, el Señor, lo he creado.

Isaías 45:1-8

lunes, 4 de noviembre de 2013

Colosenses 1:15-20


Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;

y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,

y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Colosenses 1:15-20